La marcha
Oxidadas latas,
Encarnadas de plásticos mantos
En el suspiro percolado del alma
Una muerte capitalista
Llama a cuerpos muertos
Estrellas y estrellas
En los ojos del residente de la fuerza
No se cansa, no se cae
Mudo en su grandeza,
Imponente en su bondad
El oro putrefacto le hostiga
Sobre su cabeza
Un pantano mercantil le quema los pies
Pero solo bastan esas lágrimas de indigencia en la tierra,
Los sollozos del verde prado,
La fuerza explosiva del invencible
Para apartar el infierno dorado.
Verde Templanza
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