Para un Adiós
Le digo adiós al tormento del sentir abandonado
a la gran tempestad en que te amé
por que solo se cobijan mis palabras
en el solitario placebo de la eternidad
naces y mueres en mi vida
a través de las constelaciones
de mi delirio extremo
clemencia y risas
tu piel y ojos multicolores
te digo adiós con cautela
con mi esperanza destrozada
de las palabras que ya no te tocan
que te acariciaron en los sueños
y las que no se dijeron
que te besaban el alma entre mis brazos
en mi padecer te esperaba
mientras lo que amé me apartaba
a las sombras de la indolencia
y deseaba la mañana despertándote
para regalarte un todo impredecible
mi cuerpo rasgado,
mi carne hirviendo que te deseaba
la brisa marina en la cama
un beso sanador placentero
me sentí rastrero ante tu grandeza divina
y lo que me admirabas
se lo fumaron los cuervos en el ocaso
eh llorado las plazas, los helados
las almohadas, las caricias
entre la muchedumbre indiferente
entre el veneno
de las palabras que me maldicen
cuando te imaginé con otro entre sábanas
te asesiné en mi amar inquebrantable
con el dolor que estrujaba mi pecho
y vertía mis lágrimas negras
se calmará este dolor con mis pasos
entre las calles, los campos, los cielos
donde valla mi heroico ímpetu
te recordaré en la tregua de mi batalla.
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